El fenómeno fue predicho por Einstein en 1916 pero aún
no ha sido demostrado
La
última gran predicción de Albert Einstein sobre el universo puede estar a punto
de confirmarse. Esa al menos es la sensación entre buena parte de la comunidad
científica especializada en ondas gravitacionales, curvas en el espacio-tiempo generadas por los fenómenos
más violentos del cosmos. Su existencia es una consecuencia natural de la
teoría general de la relatividad y así lo explicó Einstein en 1916. Un siglo después,
nadie ha conseguido demostrar que tenía razón, (ni tampoco lo contrario).
En twitter, el físico teórico Lawrence Krauss, de la Universidad
Estatal de Arizona, anunció que las ondas gravitacionales habrían sido captadas
por primera vez por el experimento LIGO, en EE UU. “Mi rumor sobre LIGO ha sido
confirmado por fuentes independientes”, escribió el científico, que no forma
parte de la colaboración entre universidades y centros investigación a cargo de
este megaproyecto de la física.
La
predicción de Krauss no tiene confirmación oficial. Sin embargo la comunidad
científica lleva esperando un anuncio como este desde hace meses. Esto se debe
en gran parte a que LIGO ha aumentado recientemente su sensibilidad.
En
juego está uno de los hallazgos más importantes que pueden hacerse en física.
Los astrónomos, la humanidad, ganarían un sentido más para observar el cosmos
gracias a estas ondas. Hasta ahora nuestra única guía en el cosmos ha sido la
luz. Las ondas de gravedad permitirían escuchar al
universo por primera vez y lograrlo bien merece un Premio Nobel.
Las
ondas gravitacionales son resultado de los mayores cataclismos del universo,
por ejemplo la colisión de dos agujeros negros. Hasta ahora estos eventos han
sucedido tan lejos que las ondas que producen, muy atenuadas, son indetectables
cuando llegan a la Tierra. Hace unas semanas , Kip Thorne, experto en agujeros negros y uno de los padres de LIGO, explicó a Materia por
qué hay tantas expectativas puestas en este experimento. “Estos detectores son
tan sensibles que pueden captar un choque de agujeros negros a 1.000 millones
de años luz de la Tierra, es decir, un décimo de la distancia hasta el límite
del universo observable”, y añadía: “Si tenemos suerte, captaremos algo en la
primera búsqueda”. Esa primera tanda de observaciones termina precisamente hoy.
Hasta ahora nuestra única guía en el cosmos ha
sido la luz. Las ondas de gravedad permitirían 'escuchar' al universo por
primera vez.
LIGO
es una tela de araña de tecnología punta. Sus hilos son de luz láser y estos se
encuentran en dos detectores separados por más de 3.000 kilómetros, uno en el
estado de Washington y otro en Luisiana. Si las ondas gravitacionales
atraviesan la zona de observación, el haz de luz modificaría ligeramente su
posición, lo que permitiría detectarlas. El pasado septiembre el experimento
comenzó a tomar datos después de una importante renovación para aumentar su
sensibilidad. Tenía previsto parar en diciembre, pero algo hizo que sus
responsables lo hayan mantenido en marcha. Y lo han hecho justo hasta hoy,
cuando oficialmente termina la recogida de datos en este primer resultado, o
tanda de observaciones.
El
rumor de Krauss no puede ser más oportuno, pero, por ahora, no es más que eso.
Gabriela González, investigadora de la Universidad Estatal de Luisiana y
portavoz de LIGO, ha dicho que la recogida de datos aún está en marcha y que
por ahora no hay ningún descubrimiento que anunciar. “Nos
lleva tiempo analizar, interpretar y revisar los resultados”, ha dicho en declaraciones a The Guardian.
El
equipo lleva analizando sus datos desde septiembre y aún está en esa tarea. Si
hay cualquier resultado positivo lo enviarán a una revista científica para que
sea analizado por expertos independientes y solo después se haría un anuncio
público. Todo esto puede llevar hasta seis meses, según fuentes de LIGO.
La
cautela es preceptiva porque las ondas gravitacionales ya protagonizaron el
mayor fiasco científico de los últimos años. Sucedió en marzo de 2014, cuando
una colaboración científica liderada desde EE UU anunció
sin datos suficientes el descubrimiento de ondas gravitacionales primordiales, en este caso causadas por el Big Bang que dio
comienzo al universo. El hallazgo no resistió la revisión científica y
ha quedado en suspenso.
El
LIGO tiene previsto hacer reformas para comenzar una nueva tanda de
observaciones en junio, con una sensibilidad aún mayor. Y en esa ronda se le
unirá VIRGO, el observatorio europeo que también ha sido mejorado para la
ocasión. De ahí que muchos expertos confíen en que este año se escuche por
primera vez el sonido del universo que predijo Einstein hace 100 años.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/01/12/ciencia/1452606799_703547.html
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