Cubriendo una depresión del terreno de
500 metros de diámetro en el Sur de China, el radiotelescopio FAST está llamado
a ser el telescopio más grande del mundo durante décadas. La construcción de
esta mega-instalación científica, que comenzó en 2011, entra ahora en su recta
final.
Radiotelescopios de
película
Actualmente el mayor radiotelescopio del
mundo tiene 300 metros de diámetro y se encuentra en Arecibo (Puerto Rico).
Al igual que el de Arecibo, el nuevo
radiotelescopio FAST está siendo construido en una depresión del terreno, pero
el diámetro de su apertura es mucho mayor, pues alcanza el medio
kilómetro. Se trata pues del mayor telescopio del mundo de
apertura única, y aquí hay que insistir en el concepto de 'apertura única',
pues mediante la técnica de la interferometría se consigue simular aperturas
mucho mayores gracias a la utilización de varios telescopios que, funcionando
al unísono, se sitúen a grandes distancias entre sí.
Óptica activa
El telescopio está emplazado en la
depresión Dawodang en el Sureste de China, en el relieve kárstico de la
provincia de Guizhou, a mil metros de altitud. Se trata de un lugar remoto y
poco poblado, lo que se traduce en poca contaminación radioeléctrica. La
relativamente baja latitud del lugar (25 grados norte, 3 menos que la de las
Islas Canarias), favorece un clima suave (subtropical) y permite la observación
de algunos objetos del hemisferio sur.
La gran estructura de soporte del
telescopio es un casquete de una esfera de 300 metros de radio formado
por una densa red de cables. Sobre esta red descansarán los 4400 paneles
triangulares de la superficie reflectora que, mediante un sistema de control en
tiempo real de sus posiciones (lo que se denomina 'óptica activa'), han de
tomar la forma de un paraboloide de revolución. En estos momentos se está
procediendo a la instalación de estos paneles en la región central del
telescopio.
La señal que llega del cielo se refleja
en esta gran superficie y se dirige hacia el punto focal, en la vertical sobre
la zona central de la gran parábola. Allí se encuentra la cabina que contiene
los receptores, suspendida a 140 metros de altura mediante un sistema de poleas
con servomecanismos que permiten su posicionamiento, para enfocar el
telescopio, con una precisión altísima: su posición puede ser ajustada en la posición ideal
con unos milímetros de error. Moviendo lentamente la posición de esta cabina,
puede compensarse el movimiento de rotación de la Tierra, lo que permite
observar un mismo astro, 'siguiéndolo' en el cielo, durante un periodo de 6
horas. Pero, para realizar este seguimiento, aunque el diámetro de la apertura
del casquete es de 500 metros, en cada observación astronómica tan solo se
utilizará una zona de 300 metros de diámetro de la gran superficie reflectora.
De las galaxias a
la búsqueda de inteligencia extraterrestre
La banda de frecuencias en la que
trabajará inicialmente el radiotelescopio se extiende desde los 70 megahercios
hasta los 3 gigahercios, pero está previsto que pueda alcanzar las bandas en
torno a 6 y 8 gigahercios en una segunda fase. Con estos receptores, FAST podrá
realizar mapas muy detallados de la distribución del hidrógeno atómico tanto en
la Vía Láctea como en galaxias externas y podrá detectar decenas de miles de
nuevas galaxias. También tendrá la capacidad de observar millares de nuevos
púlsares débiles, incluyendo los primeros que puedan descubrirse en otras
galaxias.
Además, FAST dedicará una fracción de su
tiempo buscando posibles señales de radiofrecuencia que pudiesen proceder de
civilizaciones extraterrestres. Para ello apuntará a los exoplanetas más
'prometedores', es decir los de tipo terrestre que estén situados en las zonas
de habitabilidad de sus estrellas. Se trata de un proyecto que ampliará el programa estadounidense SETI que se viene llevando a cabo en gran medida con el
radiotelescopio de Arecibo, el hermano de FAST.
Alarde tecnológico
Aunque el proyecto comenzó a fraguarse
en los primeros años de la década de los 1990, la construcción de FAST se
inició en marzo de 2011. Ahora, las imágenes que nos llegan desde la depresión
de Dawodang muestran que la construcción se encuentra en un estado muy
avanzado. Se espera que el radiotelescopio pueda ser completado, tal y como
estaba inicialmente programado, en septiembre de 2016 para realizar los primeros tests
astronómicos.
Construyendo este radiotelescopio, que está llamado a permanecer como el mayor
telescopio monolítico del mundo durante muchas décadas, China hace alarde de su
potencial tecnológico y de una decidida apuesta por la ciencia y la innovación.
Fuente : www.elmundo.es/ciencia/2016/01/11/568265b422601dd7178b45fa.html
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