Las Sagradas Escrituras cuentan que hace más de dos mil años, tres Reyes Magos siguieron a una resplandeciente y grandiosa estrella, que se detuvo en el cielo para marcar el lugar de nacimiento de Jesús.
Es uno de los símbolos más reconocibles de la fiesta de Navidad. Los evangelios cuentan que hace más de dos milenios una brillante estrella guió a Gaspar, Melchor y Baltasar, los tres Reyes Magos, a la aldea de Belén, lugar donde acababa de nacer Cristo. Pero ¿Qué fue lo que vieron estos personajes en el cielo de Judea? ¿Una monumental estrella dispuesta por Dios? ¿o un cometa o una supernova? ¿O quizás una rarísima conjunción de planetas?
Para intentar aclarar este misterio conviene primero clarificar dos cosas.
En primer lugar, según muchos, el nacimiento de Jesús debió de producirse en primavera y no el 25 de diciembre, ya que San Lucas menciona que los pastores vigilaban a sus rebaños en las montañas, pero en Belén, debido a lo duro del clima en diciembre, las ovejas habrían estado bajo techo y no pastando a la intemperie. Además, el 25 de diciembre era una fecha donde los romanos, dominadores de Judea por ese tiempo, celebraban sus fiestas saturnales, por lo que es bastante probable que los primeros cristianos festejaran en esta fecha el nacimiento de Jesús para evitar persecuciones.
El segundo punto es que hay mucha coincidencia en afirmar que Cristo no habría nacido hace 2000 años, sino que posiblemente entre los años 7 y 2 A.C. Ello, porque el monje romano Dionisio el exiguo, que calculó el calendario cristiano en el Siglo XVI, y lo dividió en antes y después de Cristo, cometió dos errores: en primer lugar no contabilizó el año cero, número desconocido en esa parte del mundo en esa época y que se debe restar a cualquier número que se quiera considerar. Y, en segundo, dio por cierta la afirmación de Clemente de Alejandría de que Jesús nació el año 28 del reinado del emperador César Augusto, sin reparar en que este emperador gobernó Roma otros cuatro años bajo el nombre de Octaviano, antes que el Senado lo proclamara como “Augusto”. Por ello se cree que Jesús habría nacido en realidad entre marzo y abril del año 5 o 6 A.C.
¿Qué fue la estrella de Belén?
Hecha estas aclaraciones, conviene ir descartando alternativas. En primer lugar, la estrella de Belén, que brilló durante semanas enteras, no habría sido un meteorito, pues este cuerpo celeste se convierte en una bola de fuego cuando entra en la atmósfera y dura sólo unos segundos antes de desaparecer.
Otros afirman que la estrella de Belén fue el cometa Halley, el más espectacular de los cometas conocidos, que pasa cada 76 años por la tierra. Pero este cometa fue visible en Judea durante los meses de agosto y septiembre del año 11 D.C., lo que no coincide con las fechas del nacimiento de Jesús. Además, en la antigüedad, los cometas eran considerados símbolos de muerte y destrucción, y no como señales de nacimiento de un rey o divinidad.
Otra teoría afirma que la estrella de Belén habría sido una nova o supernova, que se origina debido a la explosión de una estrella y cuyo brillo eclipsa incluso al de toda la galaxia que la contiene. Pero, durante la época del nacimiento de Jesús, no existe ninguna referencia histórica sobre la súbita aparición de una luz resplandeciente en el cielo. Y si sucedió, ninguna cultura documentó el hecho (algunos escritos chinos hablan de una nova que se vio en la primavera del año 5 D.C., pero se refieren a ella como un fenómeno poco espectacular). Por lo demás, en la historia, cada vez que se ha producido una supernova (como en los años 1006, 1054, 1572 y 1604), los cronistas de cada época la han descrito profusamente.